Antes de que se os quiten las ganas de encender el horno, os voy a deleitar con unas recetas en las que tendréis que sufrir un poco el calorcito que vais a tener en la cocina. Comenzamos con un pastel de salmón y queso de cabra, que está para hacerle la ola. Y proximamente le tocará el turno a unas magdalenas muy ricas. Paciencia que todo llegará!
Yo no sé vosotros, pero siento que ha llegado el verano de sopetón. Queda un suspiro para que den las vacaciones en el cole, para las mías quedan muchos suspiros todavía, porque hasta el 17 de agosto tengo que dar el callo, pero bueno, la playa y la piscina la tengo disponible todos los días. Esta es una de las ventajas de vivir en Almería!!
El caso es que lo de encender el horno empieza a no apetecerme mucho, aunque sigo haciendo pan, galletas, bizcochos y magdalenas, me pienso mucho a qué hora horneo.
Este pastel o quiche, como queráis llamarlo, no tiene mucha complicación. Sí queréis complicaros menos, podéis usar masa quebrada refrigerada, aunque la verdad es que el sabor no es el mismo ni por asomo. Además tampoco vais a tardar tanto en hacerla. Os digo cómo hacerlo en thermomix o a mano. La receta la he adaptado de el blog de Claudia&Julia, y la receta de la masa quebrada es del libro básico de la thermomix, aunque yo he hecho la mitad de la receta.
He usado un molde de 28 cm de diámetro, sí vuestro molde es más pequeño os sobrará algo de masa. La masa quebrada conviene no trabajarla en exceso para evitar que se retraiga durante la cocción. La mantequilla debe estar fría. Una vez que tenemos la masa lista la dejaremos reposar en la nevera, lo podéis hacer incluso una vez estirada y colocada en el molde, de esta manera también evitaremos que se retraiga al hornearla
Para hacer este pastel, aproveché un trozo de salmón que había hecho el día anterior a la plancha y que se quedo sin tocar. Mi hija ese día decidió que comía en la biblioteca, y me dejo con su ración a la espera de darle un buen uso. Pero lo podéis hacer sobre la marcha, mientras se va horneando la masa. Tenéis el paso a paso en las instrucciones.
Lo ideal es usar eneldo fresco. Yo lo he usado seco porque mi maceta ha pasado a mejor vida, pero el sabor y el aroma que le aporta el eneldo recién cortado no tiene ni punto de comparación.
La combinación del salmón con el queso de cabra es pura delicia. Y el toque de eneldo es imprescindible!
Lo ideal es degustar este pastel tibio, sacar del horno y dejar que repose un poco antes de tomarlo. Sí lo acompañáis de una ensalada, tenéis la comida lista.
Sale un pastel grande, a mi me sobró la mitad, al día siguiente lo calenté un poco en el horno y estaba igual de rico.
Os dejo la receta de este rico pastel de salmón y queso de cabra y el jueves......Magdalenas!!